lunes, 2 de febrero de 2015

Instalación de un SSD en Windows: Optimizando el rendimiento

Los discos de estado sólido o SSD son una gran alternativa para mejorar el rendimiento de un ordenador. Estos discos tienen un acceso mucho más rápido que un disco mecánico tradicional, y mejoran sustancialmente la carga de los programas. Debido a su tamaño actual, lo recomendable es utilizar un disco SSD para el sistema operativo y las instalaciones de software, y un disco mecánico más grande para el almacenamiento de información.

El precio de los SSD es cada vez más asequible, a la vez que mejoran sus prestaciones. Recientemente he adquirido el Crucial MX 1000 de 256 Gb. Una vez instalado un SSD (para sacarle el máximo rendimiento es recomendable una conexión SATA3, aunque en SATA2 también mejoran la velocidad de acceso de una forma más que notable), debido a que disponen de un ciclo de escrituras limitado, es conveniente para alargar su vida realizar una serie de procesos. Estos son los pasos recomendables si utilizas Windows:

Configuración previa

Lo primero que hay que hacer, sino está así ya que suele ser lo habitual, es configurar la Bios de la placa base para que emplee el sistema de transmisión de datos AHCI en lugar del tradicional IDE. Ello es debido a que el estándar IDE es bastante más lento (133 MB/s) que las velocidades máximas de transmisión que se alcanzan con los actuales con los actuales SATA 2 (300 MB/s) y SATA 3 (600 MB/s), con lo que se estaría reduciendo considerablemente el rendimiento de la unidad.

Otro dato a tener en cuenta es el alineamiento de los sectores del SSD. A pesar que los discos duros mecánicos tradicionalmente emplean un alineamiento de 512 bytes por sector, los SSD emplean un alineamiento de 4 kB por sector. Por ello, es recomendable particionar y formatear la unidad antes de instalarle el sistema operativo, dado que estos valores no se podrán modificar con el mismo ya instalado.

Configuración del disco sólido

Una vez realizada la instalación de Windows 7, procederemos a realizar los siguientes cambios:

Desactivar hibernación.
A no ser que realmente queráis que vuestro sistema pueda hibernar, si se tiene un SSD es conveniente desactivar esta característica de Windows dado que supone un gasto innecesario de ciclos de escritura en estas unidades, ya que cada vez que el sistema entra en este estado, toda la información almacenada en la RAM se escribe el la unidad que almacena el sistema operativo. Para hacer ésto, lo primero es entrar en el Panel de Control de Windows e ir la la sección de Sistema. Una vez dentro, ir a Opciones de energía. Ahí, pulsar sobre la opción "ostrar planes adicionales. Seleccionar Alto rendimiento, y Cambiar configuración del plan, que sale a su derecha. En la opción Poner el disco en supensión, debería aparecer Nunca.

Desactivar superfetch.
Superfetch es una característica de Windows que precarga los programas de uso más habitual en la memoria de Windows para así acelerar su ejecución. Dada la rapidez de acceso que tienen los discos SSD, no es necesario tener esta característica activada, liberarando además espacio en RAM. Para desactivar esta característica, hacer click con el botón derecho sobre el icono de Equipo en el escritorio y seleccionar Administrar. En la ventana que se abre, seleccionaremos Servicios. Buscamos la entrada Superfetch, se le hace doble click y se deshabilita el inicio.

Desactivar la caché de escritura
La caché de escritura mejora considerablemente el rendimiento de los discos duros mecánicos, pero en algunos modelos de estado sólido (los que llevan controladoras SandForce) no sirve de nada, por lo que es mejor desactivarla. Para ello, hacer click con el botón derecho de ratón en la unidad C y seleccionar Propiedades. Ir a la pestaña Hardware. Seleccionar la unidad SSD pulsar el botón de Propiedades. En la ventana que aparece seleccionar Deshabilitar la caché de escritura.

Desacativar la indexación de la unidad
La indexación permite a Windows conocer en todo momento dónde se han guardado los archivos en la superficie del disco duro. En el caso de los discos mecánicos es muy útil pero en los discos sólidos no tiene sentido por su forma de funcionamiento (no hay que mover las cabezas lectoras), así que puede desactivarse. Como en el paso anterior, haremos click con el botón derecho del ratón sobre el icono de la unidad C y seleccionamos Propiedades. En la ventana que se abra, quitaremos el tick de selección en Permitir que los archivos de esta unidad tengan el contenido indizado además de las propiedades de archivo.

Windows pedirá confirmación, seleccionar la opción de carpeta, subcarpetas y ficheros. Cuando salga la ventana de permisos restringidos, simplemente le damos a Continuar. Si sale una ventana de error, pulsar Ignorar todo. Este proceso tardará un tiempo y una vez finalizado, la desindexación está terminada.

Desactivar desfragmentador
Windows lleva activado de serie un desfragmentador cuya función es mantener los discos en estado óptimo y que se ejecuta cada vez que el disco está inactivo. Dado que el desfragmentador crea una tarea en que los datos se mueven dentro del propio disco, con sus correspondientes ciclos de lectura y escritura, no nos interesa tenerlo activado en una unidad de estado sólido.Además, en un SSD el acceso no es secuencial. Para desactivar la desfragmentación volvemos a entrar en las caraterísticas del disco y seleccionamos la pestaña de Herramientas. En ella, seleccionamos Defragmentar ahora. En la ventana que aparecerá, seleccionamos la opción del programador y allí lo desactivamos.

Ojo que al hacer ésto desactivamos esta programación para todos los discos duros, así que deberemos de estar al tanto por nuestra cuenta de su estado.

Con estos pasos tan sencillos habremos configurado correctamente nuestra unidad de estado sólido y conseguiremos que su vida útil sea más prolongada.

Fuente: Dodeka.

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